Los cimientos del CD Lugo ya estaban puestos: La primera directiva ya había sido constituida y el equipo ya había jugado su primer partido en Viveiro. Sólo restaba algo para dotar de vida plena a la nueva entidad: el debut en competición oficial.
El domingo 13 de septiembre de 1953 el Campo de los Miñones albergó el esperado primer partido oficial del recién creado CD Lugo. Michines formó con los siguientes 11 hombres que entraron en la historia albivermella: Fausto, Sánchez, Mahía, Cafó, Ton, Germán, Pepucho, Fortunato, Alonso, Corral y Morado. La noticia fue doblemente buena, porque el primer duelo de los lucenses se saldó con victoria: 3-1 frente al Pontevedra CF. El inicio de la primera temporada en Tercera División fue espectacular pero, tras una racha de cuatro derrotas consecutivas a domicilio, el equipo no pudo luchar por cotas más altas que el quinto puesto alcanzado al final del campeonato. Con la temporada 53-54 ya concluida, la Real Federación Española decide remodelar la Tercera División con el afán de que los clubes redujeran costes. Una reforma que estuvo en vigor dos años en los que el Lugo vivió campañas muy complicadas en las que tuvo que disputar la fase de permanencia, logrando la misma sólo en las últimas jornadas. Fueron año complicados y por ello, tras la temporada 54-55, la entidad lucense veía como se producía un relevo en la presidencia y en el banquillo. El presidente Núñez Torrón cedía el cargo a don José Arias Núñez y por su parte Michines dejaba el banquillo a las órdenes de Alejandro Santín. El primer presidente y el primer entrenador de nuestra entidad abandonaban el CD Lugo juntos, de la mano.
Con la nueva configuración de la Tercera División a partir de la temporada 56-57 los lucenses pasaban a ser uno de los gallitos de la misma. Pero no fue hasta la 60-61 cuando hicieron valer esa condición de equipo con poderío, para alcanzar la segunda plaza y con ella la clasificación para la promoción de ascenso. Fue la primera que disputó el CD Lugo en su historia y los albivermellos pagaron la inexperiencia ante un Cartagena ante el que nada pudieron hacer.
Con la miel en los labios del fallido ascenso de la campaña anterior, el presidente Enrique Santín decide hacer una profunda remodelación de cara a la 61-62, con hasta 13 jugadores nuevos, y un objetivo en la mente: el ascenso a Segunda División. Y con esa ambición el equipo logró el primer título de su historia: los hombres dirigidos por Luis Diestro se alzaban con el campeonato de Tercera División. Fue el 18 de marzo de 1962 tras vencer al Fabril por 2-0. Los albivermellos quedaron exentos de la primera ronda de la fase de ascenso. En la segunda esperaba el Sevilla Atlético, que arrancó un empate a uno en el Anxo Carro gracias a una táctica conservadora. En la vuelta nuestros hombres pisaron un gran estadio como el Ramón Sánchez Pizjuán, pero fue una visita de mal recuerdo. El filial hispalense pasó por encima de los lucenses con un 4-0 que cerraba de nuevo las puertas del ascenso.
En la 62-63 se produce un nuevo relevo en el banquillo: Camilo Liz ocupaba el cargo de Luis Diestro. Muchas caras nuevas con respecto al equipo campeón de la temporada anterior y una segunda plaza como clasificación final. Caer en Ferrol a dos jornadas del final condenó a los nuestros a no repetir campeonato. Nueva fase de ascenso y nuevo desencanto. El rival, el Algeciras, dejó prácticamente sentenciada la eliminatoria en el partido de ida, en su casa. Los andaluces se impusieron 3-0 con tres tantos en la segunda mitad, pero en la sociedad y la prensa lucense reinó un espíritu de remontada en los días posteriores. Desgraciadamente, al final quedó todo en un espejismo con un 0-2 a favor de los algecireños. «Los forasteros dominaron por velocidad, control de la pelota, moral y forma física», rezaron las crónicas.
El efecto de la decepción duró tres temporadas y no fue hasta la campaña 66-67 cuando los lucenses volvieron a ocupar puestos de honor. Bajo la presidencia del señor Fernández Pahíno y las órdenes de Ricardo Badás desde la caseta, los albivermello cuajaron una gran temporada en la que sólo fueron superados por el CD Ourense. La primera fase, ante el Sestao Sport, la solventaron los lucenses ganando 1-2 en las Llanas. Con un empate a uno en el Anxo Carro, los albivermellos certificaban su primer avance en una ronda de clasificación en toda su historia. El segundo peldaño hacia la Segunda División pasaba por Ibiza. En el encuentro de ida, disputado en la isla, los hombres de Badás arrancaron un valioso 2-2 gracias a su habilidad en el contraataque. Con el 2-1 de la vuelta llegó la «apoteosis» al Anxo Carro pues solo restaba un último paso para el ansiado ascenso a Segunda División. De nuevo el azar llevó al Lugo hasta las Islas Baleares. El Constancia de Inca era el último obstáculo que interponía entre los lucenses y el ascenso. En la ida, ante la asistencia más alta registrada en el Anxo Carro hasta entonces, un CD Lugo superior a su rival «por juego y dominio territorial» no pudo pasar de un empate: 1-1. De forma inmerecida el equipo cayó por 2-0 viendo, una vez más, como se esfumaba el sueño del ascenso.
Tras varios años en los puestos altos de la clasificación, en la temporada 71-72 el CD Lugo veía como se cerraba esta etapa de 19 años en Tercera División descendiendo a Preferente. Pero esa…esa será otra historia.